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Judíos verdaderos

  • Brenda
  • Jul 8, 2014
  • 4 min read

El planteamiento acerca de quién es un verdadero judío resulta controversial cuando se trata de definir a partir de conceptos humanos preestablecidos, pues por un lado se piensa que un judío no debe creer en Yeshua como el Mashiaj prometido a Israel y por el otro, se afirma que si alguien tiene sobre sí la cobertura de Yeshua queda absuelto de seguir la Ley y desconoce el papel de Israel como el pueblo de Elohim. Sin embargo, veremos a continuación Quién es un Judío, basados en lo que indica la Escritura. Un texto claro acerca de ello se encuentra en Romanos 2. Romanos 2, 28 Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne. 29 El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Elohim la gloria y no de los hombres. De donde se entiende que la identidad de un hombre se define según lo que hay en su corazón, ya desde el Tanaj Elohim refiere a ésta circunsición, la del corazón (Deuteronomio 10, 16; Jeremías 4, 4; Jeremías 6,10). Deuteronomio 10, 16 Circuncidad el prepucio de vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz, 17 porque Yahveh vuestro Elohim es el Elohim de los dioses y el Señor de los señores, el Elohim grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas ni admite soborno. Estos textos indican claramente que es el interior del hombre lo que definirá su verdadera identidad como judío, no el exterior. Los signos físicos, el idioma, las costumbres o prácticas religiosas seguidas son actitudes externas que no determinan si alguien es judío o no. Una definición de judío se deduce de la traducción desde el hebreo יהוִּדי (yehûḏiy), como hombre de alabanza, también indicado en Génesis 29, 35 Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: «Esta vez alabo a Yahveh.» Por eso le llamó Judá, y dejó de dar a luz. Entonces, aquel que alaba a Adonai puede considerarse como judío. Esta alabanza implica amor y entendimiento en la palabra, pues se alaba a alguien que se ama, y se ama a quien se conoce y si a Elohim se le conoce al guardar sus ordenanzas (1 Juan 1, 3), la Ley y los profetas están vigentes. Luego, quien desee ser un judío, un hombre de alabanza, ha de seguir estos mandatos sustentados en la Torah. Si se considera que el judío lo es por la sangre de sus padres hemos de tener en cuenta que existen muchos de ellos dispersos en HaOlam Hatzé asimiliados en otras culturas, siguiendo prácticas y doctrinas diferentes a las dictadas por Elohim, con lo cual deja de ser un auténtico judío. Ha dejado al verdadero Poderoso, ha dejado de conocerle y de amarle, ha dejado de ser un hombre de alabanza con lo cual ha dejado de ser en su corazón un judío. Hay quien considera que un judío es aquél que hereda el linaje a través de la sangre de la madre, sin embargo esta definición no es congruente con la Escritura; en Génesis 12 Elohim se dirige a Abram diciendo 2 De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. 3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por tí se bendecirán todos los linajes de la tierra. Se entiende con esto que la nación que Elohim forma viene de Abraham, visto como el padre de una muchedumbre de pueblos (Génesis 17,5), no por la madre. El versículo 3 indica que la bendición hacia todos los pueblos de la tierra vendría a partir de esta descendencia. Esta bendición que también incluye al resto de naciones se entiende también como la salvación por la cual al hombre le son cubiertas sus faltas, obtener salvación es para un creyente una gran bendición, la vida en Yeshua es una vida de bendición abundante. Así tambien, la bendición o salvación que proviene de un pueblo es expresada por Yeshua en Juan 4, 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Este último texto además de confirmar el aspecto de sabiduría y adoración en los verdaderos judíos deja ver que se debe ser judío para ser parte del pacto, es sólo con Israel que Elohim lo ha establecido (Jeremías 31, 31-34), así pues un hombre no puede ser parte del pacto si no es parte del pueblo. Por otro lado, siendo Yeshua el profeta levantado por Elohim, quien sea del pueblo ha de escucharlo, de lo contrario será expulsado (Deuteronomio 18, 18-19; Hechos 3,22). Hechos 3, 22 Moisés efectivamente dijo: “El Señor os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; escuchadle todo cuanto os diga.” 23 “Todo el que no escuche a ese profeta, sea exterminado del pueblo.” Un judío es entonces parte del pueblo de Adonai y escucha la voz de Yeshua. Sólo siendo un hombre de alabanza auténtico, desde el interior, en el corazón que Elohim mismo otorga para conocerle (Jeremías 24, 7) se puede adorar en espíritu y en verdad, cumpliendo así el propósito de la creación del hombre Isaías 43, 21 El pueblo que yo me he formado contará mis alabanzas.


 
 
 

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